Quien vive en las afueras, donde la jardinización pretende romper el pétreo paisaje urbano, vivencia el jardín no como un sector arrancado a la naturaleza, sino como un intento ridículo de contrabandear un poco de naturaleza en la cultura (....)
(....) Considerado históricamente el jardín es un de los numerosos intentos de transformar los diferentes puntos de partida llamados realidades (Wirklichkeiten), es decir, la naturaleza tal como es, en lo que debería ser. Y a esto llamamos “la realización de los valores” (Verwirklichung der Werte) (....)
(...) ¿Qué es un jardín dentro del aparato cultural?¿En qué se diferencia y cómo se relaciona con otros departamentos? ¿Qué finalidad tiene? La finalidad caracteriza a todas las partes del aparato, y la falta de finalidad al aparato en su conjunto. Las respuestas a esta pregunta desplegada están a la vuelta de la esquina y son las siguientes. El jardín se diferencia de otros departamentos, sobre todo, por una proliferación de plantas y una, hoy sorprendente, falta de maquinaria. El jardín consume los bienes que le son proporcionados por otros departamentos y produce oxígeno, que es consumido por los funcionarios humanos en otros departamentos. Tiene además la finalidad de despertar en los funcionarios la ilusión de un relajamiento de las ataduras totalitarias para así poder atarlo más fuertemente aún. (...)
Ésta es Hannah Hoch en su jardín. En la cultura alemana, y la europea por extensión, el jardín es varias cosas. Es jardín japonés, es el Rosedal, es el Parque Lezama, es también una huerta. En cualquiera de sus acepciones es un espacio vital y cotidiano para quien proviene de la cultura occidental. Elegí a esta artista grossísima no sólo por empatía con el tema, sino también por su práctica del collage. Inspirada en su obra es que realicé la performance Sprachbilderin, ó dicho de otro modo, realicé el collage sensualístico Sprachbiderin (cuerpo+visualidad+audición+proyección)
Por supuesto ninguna imagen fue casual. Todas son fotografías propias, tomas directas, analógicas- salvo la de Hannah Hoch y la de aquí abajo. La de aqui arriba es una visión de la Gropiusstadt en Berlin, el Barrio Gropius, el edificio donde viví y llevé a cabo una residencia de artista. Un Catalinas Sur del primer mundo. Literalmente: un barrio jardinizado, pensado para que las clases medias y medias-bajas gocen del verde en su vida cotidiana. Resulta que para los alemanes actuales es un lugar desdeñable, que es habitado por parias, jubilados y migrantes de bajos recursos. La contracara de esta situación es la historia misma de los berlineses, es decir, la imágen de aqui abajo: 1945, plantando lo que sea que crezca en la tierra arrasada del Tiergarten, es decir el Rosedal berlinés. Lo que les creció, además de Kartoffeln, fue la migración. El Tiergarten luego de ser usado como huerta, volvió a su meta original, la ornamentación del espacio urbano. Y donde antes había jardines, Walter Gropius diseñó una ciudad para albergar a los migrantes que llegaron para reconstituír el espacio urbano que hubiera sido destruído por la guerra... empezada por quienes creyeran que la mega-ciudad lo salvaría todo, eso y las autopistas, y los monumentos, y el cemento, y los autos, etc,etc,etc...
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