Creada en 2010 por Azul Blaseotto y Eduardo Molinari como espacio cultural independiente en el barrio de Almagro de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, La Dársena funcionó hasta 2016 como herramienta dialógico-crítica, sitio para el desarrollo de procesos colectivos, prácticas artísticas y de pensamiento contemporáneo en contexto. En sus salas se desarrollaron exposiciones, lecturas de poesía, proyecciones, debates, performances y actividades de formación artística, así como también se impulsaron procesos de investigación con métodos artísticos, transdisciplinarios. Las actividades de La Dársena no persiguen fines de lucro y se sustentan en lazos de solidaridad y reciprocidad. Nos interesa estimular la biodiversidad cultural y el Buen Vivir. Fomentamos el borroneo de las fronteras entre prácticas artísticas y prácticas política y para ello realizamos trabajos de memoria y ejercicios de imaginación política colectiva. Es parte de La Dársena el proyecto editorial "unproblema+". Desde 2017 dejamos de estar sujetos a un espacio fijo y nos encontramos habitando una dimensión de alfombra mágica con la intención de desplegar un accionar contrahegemónico en movimiento.

Created in 2010 by Azul Blaseotto and Eduardo Molinari as an independent cultural space in the Almagro neighborhood of the city of Buenos Aires, Argentina, La Dársena worked until 2016 as a dialogic-critical tool, a site for the development of collective processes, artistic practices and contemporary thinking in context. In its rooms, exhibitions, poetry readings, screenings, debates, performances and artistic education activities were developed, as well as research processes were promoted with artistic, transdisciplinary methods. The activities of La Dársena are not for profit and are based on bonds of solidarity and reciprocity. We are interested in stimulating cultural biodiversity and Good Living. We encourage the blurring of the boundaries between artistic practices and political practices and for this we carry out works of memory and exercises of collective political imagination. It is part of La Dársena the editorial project "unproblema +". Since 2017 we are no longer subject to a fixed space and we find ourselves inhabiting a dimension of magic carpet with the intention of deploying a counterhegemonic action in motion.


Concepto_Concept:
Azul Blaseotto + Eduardo Molinari

Contacto:
azulblaseotto@yahoo.com
archivocaminante013@gmail.com

Foto de portada: Collage La Dársena

11/2/14

El Hacer Colectivo por La Dársena




Desde Mayo de 2013 y como parte de nuestro intercambio con el colectivo uruguayo Alonso + Craciun,  en el marco del proyecto itinerante Formas de Hacer Colectivo al que ellos tuvieron la generosidad de invitarnos, escribimos el siguiente texto, un aporte para la publicación que esperamos pronto podrá conseguirse. Qué lo disfruten!



El hacer colectivo.

1. Preguntando caminamos[1].

El 25 de septiembre de 2010 comenzaba la historia “oficial” de La Dársena. Aquél día fue la ceremonia inaugural de apertura de nuestro espacio, el inicio de un hacer y pensar colectivamente, un recorrido que continua hasta hoy. Escribíamos entonces en la primer entrada de nuestro blog:

Muchos espacios de Buenos Aires nos muestran una ciudad ‘pintada de amarillo’ en la que el tango, la murga, el rock, el cine, las historietas, la cultura en general, pero también sus plazas, sus costas, sus lugares de encuentro, aparentan sobrevivir sólo si se subordinan a la lógica del discurso de la ‘seguridad’ y del espacio público ‘tercerizado’”[2]

Nuestra ciudad es gobernada desde 2007 por el Ing. Mauricio Macri, líder de una fuerza política de derecha (cuyo color identitario es el amarillo) que reivindica las medidas centrales tomadas por el neoliberalismo hegemónico en Argentina durante el período 1989-2001. Esta continuidad ideológica con aquél período tuvo y sigue teniendo (Macri fue reelecto en 2011) enormes consecuencias en la construcción de un modelo social, urbanístico, educativo, sanitario, de transporte público y por supuesto cultural para los que habitamos la ciudad de Buenos Aires.
Si bien La Dársena abre sus puertas en 2010, podríamos rastrear en torno al 2006 algunas de las raíces de nuestro deseo-plan de generar un espacio autónomo, romper el discurso y la cartografía cultural dominante heredada de los años 90. Aquél año, Azul y yo formamos parte de la exposición Lanormalidad[3] que intentaba señalar el afán “normalizador” del discurso político y cultural hegemónico de entonces, sus intenciones de cerrar y dejar atrás muchas de las potencias e interrogantes abiertos por los movimientos sociales y artísticos durante la crisis del 2001.
Uno de esos interrogantes, ligado a la crisis de la representación (política, económica, cultural), que posee suma vitalidad en nuestro actual accionar, es aquél que interpela la separación entre práctica artística y práctica política. El distanciamiento entre ambas prácticas se había fomentado en los 90, como expresión de la necesidad del discurso cultural dominante durante el saqueo neoliberal, de separar texto y contexto; también de alejar el arte de la historia. Ambas operaciones funcionaron como requisitos culturales para la liquidación y precarización de los derechos de los trabajadores, los negocios privatizadores, la apropiación del patrimonio público. Derivan de esta pregunta dos importantes reflexiones que guían nuestro hacer colectivo: 1) Nuestras prácticas artísticas no intentan “representar” a nadie ni nada. Por el contrario, La Dársena intenta estar presente, ser una presencia más junto a otros actores sociales, en acciones de transformación. 2) La Dársena no comprende a la historia como “pasado”, ni como “tema” o “insumo” para la creación artística, sino que trata de despertar la historicidad de nuestras vidas en el presente, la facultad o potencia para crear nuestra propia historia hoy. Es por estos dos motivos que uno de nuestros ejes de trabajo es generar procesos que entretejen ejercicios colectivos transdisciplinarios de memoria e imaginación.
Otra de las preguntas que aún tiene vigencia en nuestro hacer colectivo es aquélla que proviene de las experiencias resistentes desarrolladas por las organizaciones de trabajadores desocupados, las fábricas recuperadas, los cartoneros, las organizaciones comunitarias, los organismos de derechos humanos, los colectivos artísticos, durante los 90. Interrogante surgido al calor de lo que podemos llamar la “fuga del trabajo al hacer”. Este concepto hacía referencia por un lado al dramático fenómeno (hoy también vigente) de la fuga de capitales del país. Por otro, la “fuga” daba cuenta una nueva organización de los movimientos sociales después de haber sido abandonados por el capital y el Estado. Este abandono implicaba-implica la posibilidad de convertirse en una liberación y este “hacer” transformase en lo contrario del trabajo: un nuevo hacer social que ya no puede ser escindido del contexto vital que lo rodea. Y esta condición era-es especialmente interesante para el arte, pues es en el arte como institución donde el “trabajo” es tratado de modo paradigmático, intentándose separarlo de su contexto para otorgarle un gesto universalista que le conferirá valor. A La Dársena le resulta preciso destacar que a esta separación, nuestras instituciones artísticas (argentinas) le suman otro rasgo especial: el desconocimiento, ninguneo o banalización de modo casi absoluto de todo derecho laboral para los artistas, cuyo hacer es en la mayoría de los casos gratuito o realizado en condiciones precarias de producción.
He aquí entonces otro de los puntos claves del hacer colectivo que La Dársena propone: es un hacer situado que procura incidir en el reconocimiento de nuevas y más justas condiciones de trabajo de los artistas visuales, justas y dignas condiciones de producción, circulación y recepción de nuestras prácticas, de sus resultados materiales y de los saberes y conocimientos que ellas generan. No es un hacer que ve con complacencia definirse como “parásito” de las instituciones existentes sino que sostiene el desafío latente de aquéllas experiencias en torno al 2001 de configurar una nueva institucionalidad, una nueva dimensión de vida pública, pero también nuevas leyes que regulen las relaciones entre los artistas y las instituciones privadas. Para ello, creemos necesario desarrollar una nueva actitud y lenguaje, y no reproducir –cómo vemos que ha ocurrido con algunos historiadores, académicos, teóricos y artistas- categorías conceptuales del pasado y momificar las luchas socio-culturales del pasado reciente, transformándolas en meros archivos informativos, disponibles al mejor postor.

2. La subjetividad baldosa.

La profundización del análisis sobre nuestras encarnaduras, visiones y relatos es otro de los aspectos que nos interesa compartir al momento de pensar el hacer colectivo. Entendemos por encarnadura la capacidad o facultad de alojar en nuestros cuerpos las ideas, ideales o sueños que motorizan nuestro accionar. Entre 2011 y la actualidad hemos desarrollado un proyecto de exposiciones, charlas y encuentros denominado Hegemonía. Desordenando las agendas del capital. Este proyecto, debido a su propia dinámica de interferencia en los discursos dominantes, nos llevó a tomar la decisión de iniciar un proyecto editorial, que abriera otra forma de circulación de nuestro trabajo. Surgió así unproblema+, nombre que llevan las ediciones de La Dársena.[4]

“¿Con qué anotaciones, citas y bocetos nos encontraríamos hoy si pudiéramos leer las agendas con las que el capital organiza sus objetivos? ¿Cuáles de esos mensajes nos permitirían conocer mejor sus planes? Visibilizar, intervenir y desordenar estas agendas hegemónicas es un objetivo central del proyecto. No obedecerlas pasivamente y soltarse de su cronología para crear y habitar otro tiempo, nuestro tiempo. ¿Dónde se hace visible hoy la hegemonía capitalista? ¿Adónde se oculta o camufla? ¿Qué subjetividades e institucionalidades “nuevas” crea dicha hegemonía? ¿Es posible imaginar una otra forma de hegemonía, aquélla que –casi paradójicamente- otorgue supremacía a la vida comunitaria, con justicia social a la par que justicia ambiental, que nos permita trabajar para vivir y no vivir para trabajar? ¿Dónde encontramos hoy los indicios de esta otra dimensión?”[5]

A partir de 2003 una experiencia histórica, un proceso político de rasgos que consideramos cualitativamente distintos a la etapa anterior en nuestro país, ha sido el contexto con el cuál dialogan nuestras prácticas artísticas y de pensamiento. También creemos que la región sudamericana en su conjunto atraviesa un proceso especialmente intenso, en el que las ganas de escuchar, dialogar y aprender junto a los otros y los deseos de compartir podrían señalarse como las cualidades más felices, evidenciando una mayor fraternidad y generando la posibilidad de nuevas formas de hacer colectivo, borrando nacionalismos, buscando espacios y tiempos comunes. Esto no quiere decir ser ingenuos frente a los discursos dominantes y excluyentes, las agendas opresoras y autoritarias, plenamente activas. Descrifar sus subjetividades y relatos hegemónicos ha sido una tarea emprendida por La Dársena en sus proyectos recientes. La persistencia de un modelo basado en el “progreso” y el “desarrollo”, repitiendo el discurso y modelo social de nuestros antigüos y actuales opresores, no parece ser el mejor camino, nada compatible ni con los juicios contra los responsables del terrorismo de Estado durante la última dictadura militar ni con la consagración de nuevos derechos civiles.

“Es la ‘subjetividad-baldosa’ de la empresa civilizatoria, donde el mundo conocido se unifica en una representación coherente y predecible para luego ser comercializada. Es la apropiación y esclavización de un espacio salvaje y desorganizado, bárbaro y hostil. La subjetividad-baldosa es la encarnación de la ideología del dominio de la naturaleza.”[6]

El extractivismo, la biotecnología, la megaminería, el urbanismo salvaje por un lado, las exigencias de renovados ajustes de parte los capitales financieros, bancos, consultoras y organismos internacionales por el otro, nos alertan acerca de la importancia de fortalecer cotidianamente la vitalidad de prácticas culturales y sociales que encarnen nuevas relaciones con la naturaleza, desarrollando nuevas formas de vida rural y urbana; asumir la alimentación y el consumo como herramientas para comprender la unión e interrelación de ambas realidades territoriales, y la centralidad de pensar nuevos paradigmas de participación política y cultural popular.

3. Los Hombr@s de Maíz.  

“El comisario de a bordo permanece junto a la puerta. La belleza de la azafata no alcanza para tranquilizar a los pasajeros. Ellos escuchan sus indicaciones, los pasos a seguir en una emergencia. En su asiento, un hombre de maíz mira por la ventanilla. Su mirada busca un pliegue en el cielo. No tiene miedo. ¿Hacia qué lugar se dirige?”[7]

La Dársena cree, siguiendo a Franco Berardi Bifo que estamos habitando un capitalismo semiótico o semiocapitalismo[8] y que uno de los desafíos de nuestro hacer colectivo es escapar a la valoración económica como criterio de valoración, pero también de legitimación de nuestra producción simbólica.
En esta dirección nos interesa especialmente la imagen de los Hombr@s de Maíz, proveniente del Popol Vuh o Libro del Consejo, relato mítico maya del origen de la humanidad. Esta metáfora nos permite hacer visibles los rasgos diferenciales de aquéllas subjetividades que consideramos valiosas para alcanzar nuestros objetivos. Subjetividades cuyas energías emancipatorias resistieron al neoliberalismo durante los 90, sumadas a las que actualmente despliegan su potencial crítico y transformador, negándose a asumir un lenguaje recombinante[9] que invita a los artistas (para tomar un ejemplo que nos involucra de modo preciso) a asumirse como “agentes” (de CIA!). ¿Qué agenda política se encuentra detrás de la necesidad de transformar a los artistas en agentes? ¿Al servicio de quién cumplen su misión los artistas-agentes? ¿Qué imaginación política desarrollan los artistas-agentes?
Los Hombr@s de Maíz fueron el quinto intento de creación de la humanidad por los dioses mayas, y pudieron sobrevivir al desamparo y a las calamidades por tener tres características que los distinguían de los intentos anteriores: eran muchos en uno, poseían memoria y tenían una visión profunda que les permitía ver lejos. Tan lejos, que los dioses al advertir esta situación, enviaron un insecto para que les nublara la vista. El hacer colectivo de La Dársena disfruta de intentar ver, intuir o soñar nuevos horizontes, con la conciencia de que los sueños son útiles si los hacemos realidad y que “en el fondo de todo, no estoy yo, sino que estamos nosotros.”[10]

Azul Blaseotto + Eduardo Molinari, Noviembre de 2013.



[1] Sentencia Zapatista.
[3] Lanormalidad es el nombre de la muestra, última etapa de ExArgentina, proyecto colectivo realizado entre 2002 y 2006 con el auspicio del Goethe Institut de Buenos Aires y el Fondo Federal de Cultura de Alemania. Participaron entre otros los argentinos León Ferrari, Graciela Carnevale, Sonia Abian y Carlos Piegari, Ana Claudia García, Etcétera, Internacional Errorista, La Musaranga, Grupo de Arte Callejero, Mesa de Escrache Popular, Lucila Quieto, Museo del Puerto de Ing.White, Sol Arrese, Graciela Paredes, Colectivo Situaciones, La Comunitaria TV, Proyecto Pluja, Maristella Svampa. El proyecto general fue una iniciativa de los artistas Alice Creischer y Andreas Siekmann, proponiendo la hipótesis del caso de Argentina como laboratorio neoliberal en los 90, haciendo foco en su colapso en 2001. La anterior muestra se llamó Pasos para huir del trabajo al hacer, realizada en 2004, en el Museo Ludwig, Colonia, Alemania. En Lanormalidad, junto a Loreto Garín Guzmán, Federico Zukerfeld y los citados artistas alemanes, Eduardo Molinari integró el Equipo de Coordinación Artística. Creemos que resulta interesante a los efectos de comprender de mejor modo algunos de los motivos que dieron origen a La Dársena, leer la cobertura mediática y especializada sobre la muestra en aquél momento.
[4] Desde entonces se han publicado: “Hedera Capitalix” de Valeria Serué (2011); “Compañera Transnacional” de Clemente Padín (2011); “El Hotel” de Blaseotto-Molinari (2012) junto al ECCHR, Berlín; “Negocios inmobiliarios, clase y naturaleza en colores: cómo construir un museo” de Azul Blaseotto (2013); “The broken agendas” de Eduardo Molinari (2013) junto a Motorenhalle, Dresden; y “B.O.G.S.A.T. / La responsabilidad” de Eduardo Molinari (2013), en colaboración con Azul Blaseotto, Ana Bróccoli, Ala Plástica y Hernán Cardinale, junto a Bergen Assembly, Bergen.
[5] Gabriel Serulnicoff, Valeria Serué, Santiago Fredes, Azul Blaseotto y Eduardo Molinari. “Hegemonía. Desordenando las agendas del capital”www.plataformaladarsena.blogspot.com (9-5-2011)
[6] Azul Blaseotto, “Negocios inmobiliarios, clase y naturaleza en colores: cómo construir un museo”, Ed. unproblema+, Buenos Aires, 2013.
[7] Eduardo Molinari / Archivo Caminante, “Tras los pasos de los Hombres de Maíz”, Ed. Weltecho Art Center, Chemnitz, 2008.
[8] “Con la expresión semiocapitalismo defino el modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos.” Franco Berardi Bifo, “Generación Post-alta. Patologías e imaginarios en el semiocapitalismo”, Ed. Tinta Limón, Buenos Aires, 2007.
[9] “En sus formas tradicionales, la actividad semiótica tenía como producto específico el significado, pero cuando la actividad semiótica se vuelve parte del ciclo de producción de valor, producir significado no es ya la finalidad del lenguaje.” Franco Berardi Bifo, idem anterior.
[10] Rodolfo Kusch, “La negación en el pensamiento popular”, Ed. Cimarrón, Buenos Aires, 1975.

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