El „sueño del pibe“ es una sentencia popular que en Argentina hace visible lo difícil que muchas veces resulta llegar a concretar nuestros deseos y objetivos. Por ejemplo, tener un espacio autónomo, un sitio y un tiempo para proyectar, imaginar, crear, para hacer lo que nos viene en gana. Y compartir, que crezca junto a otros.
Lleva tiempo, mucha energía, recursos. Pero ¿qué mejor que provocar la situación, la experiencia, el ensayo de aquéllo que anhelamos?
Muchos espacios de Buenos Aires nos muestran una ciudad „pintada de amarillo“ en la que el tango, la murga, el rock, el cine, las historietas, la cultura en general, pero también sus plazas, sus costas, sus lugares de encuentro, aparentan sobrevivir sólo si se subordinan a la lógica del discurso de la „seguridad“ y del espacio público „tercerizado“.
La Dársena es -como todos los „sueños del pibe“- nuestro proyecto más preciado, adónde esperamos dar lugar a las prácticas, saberes, ideas e imaginaciones que nos ayuden a construir una sociedad más libre, más justa y porqué no, más feliz.
Y cuando decimos proyecto, somos conscientes de lo que el término denota, y es por eso mismo que lo usamos. La Dársena es una plataforma a la que le damos vida y consistencia en tanto que la habitamos, accionando desde allí a partir de nuestras experiencias y creciendo en tanto que andamos. Caminando preguntamos.
Azul Blaseotto & Eduardo Molinari.
Azul Blaseotto & Eduardo Molinari.
Foto: Hernán Cardinale
No hay comentarios:
Publicar un comentario